El unipersonal y el monólogo encontraron en el stand up su versión más aggiornada. Son rutinas sin disfraces ni personajes y casi nada de utilería, solo el cuerpo del humorista que sube al escenario para recitar una seguidilla de situaciones con la esperanza de generar empatía en el público y arrancar generosas carcajadas.
En la mayoría de los casos se trata de un grupo de humoristas que alternan monólogos cortos sobre temas variados. En Tucumán son pocos los que explotan el género, pero en Buenos Aires desde hace 10 años que comenzó a sumar más y más fanáticos. Gustavo Valiente, Gabriel Gómez y Germán Ven integran "Señales de humor", un grupo que se formó hace seis años en Buenos Aires. El jueves y viernes ofrecerán dos shows en Tucumán y, a partir de hoy, un taller intensivo sobre este género. - ¿Cuál es la diferencia con el monólogo?- En el stand up se habla desde uno. Interviene el punto de vista del humorista y qué le pasa con el tema. También le dicen humor de opinión o de observación. En el monólogo se habla desde otro, como un personaje. - ¿Qué temas sirven para el humor? - Cualquiera de tu mundo interno, puede ser político o de la vida cotidiana. Aunque el stand up se asocia más a la observación de las pequeñas cosas, pero eso no significa que no pueda ir más allá. - ¿Hay un límite?- Creemos que el límite es el drama. Lo que escuchás te tiene que hacer reír, no darte ganas de abrazar al humorista y darle un beso. Nos gusta el humor que mete los pies en el barro y del que no salís limpio.
Según este trío unas de las claves del stand up es la vulnerabilidad del que está en el escenario. "Se debe reír de sí mismo, mostrarse permeable y con problemas", explican. Muchas veces esa exposición termina siendo una terapia, tanto para el que está arriba como para el público que se identifica con lo que le pasa al otro y puede reírse de eso. - ¿Cómo es la relación con la audiencia?- Es un feedback constante. Cuando hacés monólogo no trabajás con cuarta pared, sino a público. No creemos en esos actores que bajan para pegarle con el sombrero al primero de la fila. El público se unifica, es una corporación. Si llegás a ser agresivo con uno se te vuelve en contra.
Evolución
Hace 10 años se comenzaron a dictar en Buenos Aires los primeros talleres de stand up, una modalidad importada de Estados Unidos. Hoy, el complejo de salas del Paseo de la Plaza se convirtió en el centro de la movida "standupera". Poco a poco fue sumando seguidores que encontraron en este género una alternativa al teatro tradicional.
Gustavo, Gabriel y Germán formaron "Señales de humor" después de haberse conocido en un taller. Dos venían del lado del teatro y del clown, mientras que uno de ellos había sido locutor de radio y escribía guiones.
Una de las condiciones que también impulsó el crecimiento de este género fue la simpleza de la puesta y el bajo presupuesto que se necesita para montar un espectáculo. No necesita comprar los derechos de una obra, ni contratar decena de actores, ni armar una escenografía. - ¿Cómo es el show que ofrecen?- Quisimos hacer algo que tuviera un hilo conductor. Cada uno tiene su monólogo y, de a ratos, interactuamos con el presentador, que es uno de nosotros. Pero el eje es la individualidad. - ¿Qué fantasías hay alrededor del género?- Hay gente que viene con fantasías de que te levantás muchas minas (risas). Otra que te plantean "yo quiero vivir de esto". A esos les decimos: "tranquilos". - ¿Para quienes es el taller?- Hay gente que se toma la revancha de la vida porque en su momento quiso hacer teatro, pero no pudo. Ahora se encuentra en los 30 con las cosas más resueltas y quiere darse el gusto y se descubre como humorista. Es la segunda oportunidad de entrar al mundo del arte. - ¿Qué ofrecen?- Tratamos que la técnica se ajuste a cada uno para sacar lo mejor porque esto no es una máquina de hacer chorizo.
En la jerga, ellos no hablan de chistes, sino de situaciones cómicas o humorísticas. "El tema no tiene que ser gracioso de por sí, sino algo auténtico que te suceda y de lo que quieras hablar. El humor llega después. Pero todo lo que digas tiene que ser creíble e identificable".
LOS ESPECTÁCULOS
• El jueves estarán en El Árbol de Galeano a las 22 y el viernes en Beckett's a la misma hora.
EL TALLER
• Lunes, martes y miércoles en Buró Coworking (Chacabuco 77) de 18 a 22. Costo $400 (incluye la entrada al show)